Mi cabeza dice que te olvide, pero mi corazón no me lo permite.

9 de abril de 2012

¡Sigue, corre, corre, corre!

Creo que no me importa. Seguro, seguro, seguro que encuentro a alguien como tú. Aunque, después de todo, sigo queriendo lo mejor para ti. Pero no solo para ti, no creas que pienso en ti como antes. Hay muchas más personas en mi vida, aunque tú ya estás excluido de aquel preciado lugar llamado corazón, o quizás cielo. Aunque, después de todo, sigo queriendo que no te olvides de mi, y que recuerdes la enorme sonrisa que llevaba pegada en el rostro la primera vez que me miraste. Por ahí circula una frase que llevo grabada en el pecho y en la mente, que es "A veces el amor dura, pero en cambio otras veces dura". ¡SIGUE, SIGUE, CORRE, CORRE, CORRE! Recita mi mente. Mi corazón susurra que estoy mejor ahora, mucho mejor ahora, que ya no estamos juntos, pero por otra parte se lleva la contraria a si mismo. Al observar al cielo, me doy cuenta de que es eso lo que me da vida. El sonido de mi corazón, parecido al de un tambor me hipnotiza, me comunica de que algún día un "por siempre" prometido llegará, y que, por ahora, solo me limite a perseguir al sol. Mi luz nunca se desvanecerá, nunca jugaré en la oscuridad, por que nunca envejeceré sin conseguir mis objetivos.


27 de marzo de 2012

Leaves, autumn leaves.

Otro día, otra vida pasa por mi. No es complicado. Otra mente, otra alma. Otro cuerpo en el que envejecer. No es complicado.
¿Te has preguntado alguna vez si las estrellas brillan por ti?
Flotar, como hojas de otoño. ¡Cállate! Cierra los ojos antes de dormir cuando estés a millas de distancias de mi. Ayer estuviste aquí mismo, conmigo. ¿Tan rápido pasa el tiempo delante de mis ojos? El tiempo solo es tiempo. Otra lágrima, otro grito, otro lugar para nosotros, para morir. No es complicado. Otra vida echada a perder, otra luz perdida de tu cara. Es complicado. ¿Es sólo la imaginación o los pájaros cantan solo para ti?
Cómo te echo de menos. Mi sinfonía pone música que te lleva al echo de traerte aquí, de vuelta y junto a mi.



Hazte a un lado y déjame vivir para siempre. Siéntate junto a mi, cúbreme, abrázame. Acuéstate conmigo y sostenme en tus brazos. De repente, tu corazón contra mi pecho, tus labios apretados en mi cuello. Estoy cayendo de tus ojos, pero sospecho que no me conocen todavía. Y con la sensación de que voy a olvidar, yo estoy enamorado ahora. Yo seré tu seguridad, y usted será mi alma. 
Mi persona estaba hecha para mantener la tuya caliente, pero yo soy frío como el viento por lo que, ¡sostenme en tus brazos! Mi corazón contra tu pecho, tus labios apretados en mi cuello. Me estoy cayendo de tus ojos, pero sospecho que no me conocen todavía. Y con este sentimiento me voy a olvidar, por que ahora he caído en el amor. Bésame si quieres ser amado, bésame. ¿Se debe de sentir esto cuando uno cae en el amor? 

25 de marzo de 2012

Born to death.

Nuevo atardecer.


¡Hola amores! Perdón por tardar tanto en subir, pero es que no tenía ordenador y no tenía mucha inspiración. Aquí está el relato que hice para Lenguaje, me haría ilusión que le echarais un vistazo. Es corto, de máximo dos hojas así que, ¡disfrutad!
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Abriste los ojos por millonésima vez y estabas hay, de pie, con los brazos cruzados dejando que todo pasase delante de ti. ¿Cuándo volverás a disfrutar? Te sentías como un pez fuera del agua. No soportabas esto más.
Hoy era siete, día siete de Abril. Hacía frío fuera, tanto para que un ángel no pudiera volar. Hoy era siete, siete de Abril de 2003. Hacía cinco años que me echabas de menos. Hacía cinco años que cada domingo al mediodía ponías flores en mi tumba. Aún recordabas aquel siete de Abril de 1998 que me encontraste inmóvil en la cama, cubierto por las sábanas y la penumbra. Recuerdas todo aquello, cada detalle, ¿pero se ha guardado en tu memoria cuanto te quería?
No tenías nada que hacer. No tenías nadie con quien hablar. Esto te superaba. ¡PARAR, NECESITABAS PARAR! Tu corazón hacía "bum, bum, bum" de forma muy lenta. Eran las seis de la tarde. Los pájaros cantaban en la ventana. Otra pesada tarde de primavera que soportar. No lo ibas a permitir. ¡ESTABAS HARTA!
Tenías hambre,  te apetecía tomarte una taza de café. Caminaste lentamente aquel largo pasillo que te llevaba hasta la cocina. Encendiste la luz, era un día muy oscuro, tanto en la realidad como en tus sentimientos. Había poca claridad. Preparaste la cafetera y esperaste a que hirviera. Miraste el reloj; eran las seis de la tarde. Te sentaste en una de las dos sillas de la mesa de la cocina. Tu silla era tu silla. La otra silla no la habías movido desde que desaparecí de tu vida. Posaste tus envejecidas manos en tu cabeza a y te alborotaste el pelo. Abriste la boca, quisiste pegar un chillido, pero únicamente pudiste exhalar aire. La cafetera sonó. Te levantaste a colocar el café en un vaso. Te volviste a sentar. Rodeaste la taza caliente con tus manos y tocaste la alianza que llevabas en el dedo anular de la mano izquierda, esa alianza que llevaba ahí desde hace ya más de cincuenta años. Unas lágrimas desembocaron en las comisuras de tus labios, haciendo que un escalofrío recorriera toda tu espalda. Aquello te hacía recordar que estabas sola. Me sentaba mal. Era la hora de las pastillas. Tenías que tomarte los analgésicos para el azúcar y el colesterol, se te ocurrió una macabra idea y como no, tan testaruda como siempre, te empeñaste en seguir mi camino. Querías estar a mi lado. ¿De verdad valía la pena? Había una frase que circulaba por las bocas de todo el mundo que era "es mejor quemarse, que consumirse lentamente", pero, ¿de verdad tenía razón? ¿De verdad te había llegado la hora? ¿De verdad se iba a acabar todo? Tu cabeza dio un giro de 180 grados y espero. Se desconecto. Se volvió a encender. No es mejor quemarse, es mejor luchar, pero tu querías luchar por estar a mi lado. Todo se volvió oscuro. ¿Qué ha pasado? Un túnel te rodea, tanto en tu forma de ver la vida y tanto en ella. Un punto blanquecino se encuentra en un apartado lugar, muy lejos de ti. No había tiempo para pensar, dijo tu corazón, mientras que tu cabeza decía "¡HAZLO DE UNA VEZ ESTÚPIDA!" Dos pastillas. Cuatro pastillas. Ocho. Catorce. Dieciséis. Veinte. Te atragantaste. Empezaste a sudar, pero mucho mucho. Una ducha no te vendría mal, aunque sería más bien todo lo contrario. No tenías conciencia de tus actos, te dejabas llevar por la tristeza y la melancolía. Caías como un castillo de Naipes a los pies del infierno. Te desnudaste mientras reías sin ton ni son, bailando como si tuvieras quince años de nuevo. ¿A quién ibas a engañar? Eras tan solo una vieja que estaba loca, y nunca mejor dicho, por el amor de su vida, y eso que ya no estaba a su lado. Todo eso para su desgracia. 
Encendiste el reproductor de CDs gigantesco que tenías en el baño y le diste al "play". Empezó a sonar a todo volumen tu canción favorita, Forever Young de Alphaville. Que ironía, "joven siempre, yo quiero ser joven para siempre" decía la canción. El agua del grifo comenzó a correr mientras esperabas a que se calentara para poder lanzarte en ella como si fuera una piscina. Llegó la hora. Introdujiste todo tu cuerpo en aquel paraíso y dejaste que navegara libremente. Cerraste los ojos. Intestaste abrirlos. No podías. Parecía que tus pestañas estaban pegadas. Tu cabeza estaba mojada. No te empezaba a gustar aquel húmedo ambiente. 
Vieja amiga, no puedes detenerte y ocultarte de la luz.                                             
Quisiera decirte que odio aparecer de la nada sin ser invitado, posarme en tus manos y mirarte dulcemente sin que ni siquiera te percates de mi existencia. Pero tú no podías permanecer lejos, no podías luchar contra aquel dolor. Bum, bum, bum, hacía tu corazón. Hacía cinco años que me extrañabas.
¿Sabes cómo el tiempo vuela? El tiempo es eterno. Ayer mismo fue el tiempo en que nuestras vidas estaba entrelazadas. Tenías la esperanza de ver mi envejecido rostro otra vez, rozar mis arrugadas manos y peinar mis abundantes canas. Tenías la esperanza de que pudiera decirte que para mi el amor no terminó, desde el más allá nada nunca acaba.
Nuestros días de gloria terminaron como aquellas tardes de verano en las que nos tumbábamos en el prado a mirar las ligeras nubes hasta caer rendidos en un profundo sueño.
Yacías inmóvil. Pequeña, mi pequeña, ¿qué habías hecho? 
Los labios blancos, el rostro pálido. Rostro marchito. Casa seca, cuerpo mojado. Ojos cerrados, párpados morados, garganta seca.
La luz se fue, el día terminó. Tu sufrimiento también. Siempre habías sido fuerte, pero últimamente parecías claudicar, te sentías débil y sin fuerzas de seguir hacia adelante. Trataste de nadar y mantenerte a flote, era de admirar. Tranquila, una vida mejor te espera, volveremos a estar juntos.
Tu historia retoma su camino aquí, cuando verdaderamente te sientes libre de nuevo, cuando te reencuentras conmigo en aquel preciado lugar llamado cielo.

29 de febrero de 2012

Let's destroy the world.

Abres los ojos y te da miedo levantarte de la cama. Mil cosas rondan por tu cabeza. ¡QUÉ PARE YA! No quieres levantarte de la cama por miedo a caer. No quieres levantarte de la cama por miedo a la rutina. No quieres levantarte de la cama por miedo a ti misma. Últimamente, ¿eres feliz? No, eso crees, ¡SOLO CREES! Finalmente te levantas, pensando que hoy sería el día, aquel preciado día en el que las cosas cambiarían. Comes, poco a poco, disfrutando de cada momento. Paras un segundo y analizas la situación. ¿Merece la pena vivir así? Gritos dan vueltas en tu pensamiento y te sacan de quicio. Respiras agitadamente. Nada es como antes. Tus lágrimas caen. Terminas de comer. Te preparas en tu habitación para hacer algo 

Todo se vuelve oscuro. ¿Lo sientes? Viajas sin tener constancia de que estás perdiendo segundos de la vida que nunca podrás recuperar. Segundos de la vida en los que podrías estar sonriendo. Aunque sea intentándolo. Desde hace un periodo de tiempo crees que nada merece la pena. Desde hace un periodo de tiempo sientes como que no eres la hija de tus padres. Desde hace un periodo de tiempo sientes como si nunca hubieras conocido a tus amigos. Desde hace un periodo de tiempo sientes como si no sirvieras para nada, solo para hacer un bulto en este "asqueroso" lugar. Desde hace un periodo de tiempo sientes como si fueras la oveja negra del rebaño, pero un rebaño echo por todas los seres vivos que ocupan el espacio. Recuerdas esos días en los que todo parecía tan fácil. Divagas. ¿No sería mejor desaparecer? ¿No dejar huella? Ves una feria a lo lejos, poco después de abrir esos pesados párpados. Una noria gira en lo alto del cielo. La última vez que te subiste en una noria fue hace un par de meses, con una de las personas más importantes de tu vida. Respiras agitadamente. Nada es como antes. Tus lágrimas vuelven a caer. Te limpias hábilmente, no quieres que nadie experimente lo que tú vives en este momento. ¿Qué pasaría si, dentro de otros pares de meses, volvieras a ver una revelación que te volviera a llenar de alegría y plenitud? ¡SEGUIRÍAS, SEGUIRÍAS! "Las cosas pasan por algo", te dice tu corazón, aunque tu cabeza te dice "ignorante, eso es lo que eres". El mundo se apaga y te sientes sola. El mundo se apaga y tu enciendes tu reproductor de música. ¿De verdad crees que todo volverá a la normalidad y los problemas se resolverán solos por escuchar cuatro canciones de rock y tararear un rato? Por ahí circulaba una frase que decía "es mejor quemarse que consumirse", pero tu corazón hace "bum, bum, bum" y tu cabeza da un giro de 180 grados y espera. Se desconecta y se resetea. No es mejor quemarse, es mejor luchar. Todo se vuelve oscuro. ¿Qué ha pasado? Un túnel te rodea, tanto en tu forma de ver la vida y tanto en ella. Un punto blanquecino se encuentra en un apartado lugar, muy lejos de ti. A lo mejor, si consigues llegar, todo tendría color. Sal del túnel. ¡Y CUÁNDO DIGO QUE SALGAS, SAL!

Dicen que soy una soñadora, pero creo que no soy la única que crees que si tienes fe, todo irá a mejor.

9 de febrero de 2012

Buscamos esa habilidad para ser feliz por encima de todo.

Los labios blancos, el rostro pálido. Respiración en copos de nieves. Los pulmones quemados y con un sabor amargo en sus labios. Casa seca, ropa mojada. Ojos cansados, garganta seca. La luz se fue, el día terminó. Dicen que ella le pega a lo más duro, y que sueña despierta desde los 18, pero últimamente parece claudicar, cae como un castillo de Naipes, y dicen que la desdicha nunca avisa porque somo títeres enloquecidos por un par de gramos; ella no quiere salir fuera esta noche y con el humo de una pipa regresa a casa o vende su amor entre hombres, y es que hace demasiado frío para que un ángel pueda volar. Últimamente su rostro parece hundirse poco a poco, se marchita y se demora. Grita, pide auxilio. Piensa que las peores cosas solo le ocurren a ella y que nosotros le ganamos en la carrera que es la vida con ventaja. No quiere que la vean, desea desaparecer. Trata de nadar y mantenerse a flote. Cubierta de blanco cierra los ojos por millonésima vez. Una vida mejor la espera. Esta harta, piensa que esta vez va a desaparecer en la oscura noche. Se dirige hacia abajo. Hace demasiado frío afuera para que los ángeles puedan volar. Incluso a morir.

Dices que me vas a dejar ir, pero eso es mentira.

La desolación llama a mi puerta pero yo ya la conozco. Corro, huyo de aquí y desaparezco con la esperanza de que no ocurra la desgracia sucedida la última vez. Mis lágrimas se dispersan por lo largo de mi rostro y no intento mirar atrás. Caigo en la tentación y sucede. Lo hago, dejo caer mi mirada en lo más profundo y oscuro y ¡PLAS! me estampo contra un muro. Ese muro es un impedimento, pero no dejaré que me sea un obstáculo más en mi vida. Dicen que ella le pega a lo más duro, así que yo voy a hacer lo mismo. Sueño despierta, sueño con que logro todo lo que quiero y que nada me hace sufrir. Soy un títere, un títere al que manipulan día y noche. Vendo mi amor a quien menos lo aprecio. Cierro los ojos, relato mi historia por una vida mejor y un sonido ruge en mis oídos. Llevo por este camino desde que tengo consciencia de mis actos. Esta noche no quiero salir. Esta tarde no quiero salir. Esta mañana no quiero salir. No quiero salir, no quiero salir, no quiero salir. Quiero volar. ¡PLAS! Escombros rotos en millones de pedazos caen en mis manos, así como un obsequio que destruir. Ese muro que me impedía continuar roto está. Una cálida sonrisa se asoma por las comisuras de mi boca y bualá, un arco de luz hace que mis ojos se abran. Abrirse en un sentido  distinto al que piensas. Una luz me llena. Sí, exacto, me llena, pero de plenitud y satisfacción. Soy feliz, no voy a cambiar, y esto es una afirmación, ¡lo juro!
"Luz, llévame contigo"

2 de enero de 2012

Locuras a parte.

Recorro cada rincón, cada callejón, cada casa, cada persona, cada corazón. Corro, ando y viajo a través de cada centímetro que se topa en mi camino, los destruyo por completo, me reconforta. Busco por los bosques, playas y ciudades, pero nunca encuentro lo que quiero, quizás ya tenga todo, pero nunca se sabe. Avisto mis sueños, mis pies tocan la tierra mojada y me tiro del pelo, me desplazo y choco contra ellos. Comodidad, confort y felicidad son los sentimientos que me engullen en este preciso momento. Espero que dure para siempre, hasta el fin de los tiempos o hasta que al menos te encuentre a ti.

1 de enero de 2012

Crear placer en una locura.

Voy caminando por la calle, escucho mi canción favorita, bailo, canto, salto, me suelto el pelo. Me caigo varias veces, los dueños de los bares se carcajean de mi, pero me da exactamente igual. Tarareo, doy mi propio concierto y los niños pequeños me aplauden, sigo cantando mientras muevo mis caderas. ¡Grito sin parar! La alegría a tocado a mi puerta y yo la he invitado a hospedarse dentro de mi hasta que la muerte nos separe. Me tropiezo y encuentro un callejón, ahí estás tú, fumando un cigarrillo y me miras con esos bellos ojos. Absorbes última calada y lanzas la colilla lejos de nosotros. Empieza a llover. Me agarras de la cintura y me besas bailando al unísono de nuestros corazones palpitantes.